viernes, 4 de marzo de 2016

Día 2: Dragged into Sunlight - 2009 - Hatred for Mankind


Como nadie más que yo lee mi Facebook ni mi blog, pues «me vale madres» lo que salga de todo esto. Hace un par de años empecé a anotar prolijamente los libros que estoy leyendo, cuándo los empiezo y cuándo los termino, en una planilla de Excel, con el objetivo de alcanzar el récord de leer cincuenta libros por año (es más o menos uno por semana; no es tanto, si consideramos la cantidad exorbitante que decían leer destacados adalides de la cultura como Osho —que dice haber leído qué sé yo, quince mil, ciento cincuenta mil, algo así, era un uno y un cinco por algún lado— o Hugo Chávez —cuarenta por mes; o sea, exactamente 1,33333 libros por día—).
Por ahora no paso de treinta por año. No es poco, pero no son cincuenta, mi meta de oro, mi zanahoria colgada de una ramita frente a mis ojos, la cumbre de mi Everest, etc. Armar un Excel con los discos que escucho sería bastante complicado, porque escucho cuatro o cinco por día, sobre todo con el reproductor de mp3 del celular mientras estoy en el taller, mientras viajo en colectivo, o con la computadora, cuando vuelvo a mi madriguera. Y no tiene sentido anotar de a uno, porque nunca se dio la situación de que escuche un disco una sola vez y no lo escuche nunca más. Son como épocas que les dedico a ciertos discos, que voy escuchando durante varios días y establecen una familiaridad por género, tal vez, pero completamente arbitraria en general.
De manera que tampoco podría anotar muy claramente cuál es la «época» que le dedico a cada disco; quedaría un mejunje infecto. Así que esto no va a ser muy ordenado más que por las limitaciones que le impongo, que es anotar un disco por día. ¿Y para qué sirve? Ya lo dije. Es para que, algún día, cuando revise mi Facebook antes de cerrarlo para embarcarme en alguna aventura como volver a tratar de convertirme en el Mesías de la Patagonia o montar ya no un taller de impresión tipográfica sino una fundidora de tipos à la Gutenberg, diga, ah, mirá vos, en 2016 escuchaba tal y tal disco… 
Ahora, si alguno de mis lectores (¡ja!, ¿cuáles lectores?) escucha uno de estos discos y le gusta, «eso es otro cantar».

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